Iker Jiménez aborda el tema del Amianto en su programa Horizonte

«Un gran maestro de la televisión falleció por el amianto. Nos ha impresionado muchísimo la sentencia y queremos saber mucho más», cuenta Iker Jiménez, se está refiriendo a José María Íñigo. El presentador murió en 2018 por un cáncer que se asocia a este material. Ahora la justicia ha reconocido que su muerte se debe a la inhalación de la fibra aislante que recubría las paredes de un emblemático plató donde trabajó durante muchos años.

El amianto es un material de la construcción aparentemente inofensivo, pero que está compuesto por fibras microscópicas que pueden permanecer en suspensión en el aire el tiempo suficiente para que representen un riesgo respiratorio. Las enfermedades más graves que puede provocar, por tanto, son las ligadas a los pulmones, siendo el cáncer o el mesotelioma pleural la más preocupante.

‘Horizonte’ ha hablado en profundidad sobre este material, presente en el cemento, en las tejas, baldosas o azulejos porque, casi tres años después de la muerte del presentador José María Íñigo, la justicia ha determinado que murió por la excesiva inhalación de las cifras de amianto que caían del techo del plató de TVE (con el estruendo de los aplausos) en el que trabajó durante muchos años.

Además de contar con el testimonio de la hija del famoso locutor de radio -que se ha mostrado satisfecha con la nueva sentencia -, ‘Horizonte’ ha entrevistado al portavoz del sindicato de maquinistas del Metro de Madrid, que asegura que este transporte público tan utlizado está «lleno de amianto»:

«Lo hay en las ruedas de los trenes y se expande con los frenazos; también en las bóvedas, que se hacían con fribrocementos y, en general, hay que tener en cuenta que las estaciones se aislaban con uralita», ha dicho en el programa.

PUEDES VER EL PROGRAMA EN ESTE ENALCE AL PROGRAMA DE IKER JIMÉNEZ:

https://www.mitele.es/programas-tv/horizonte/temporada-1/programa-27-40_1008887575023/player/

 

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Los ayuntamientos deberán censar los edificios con amianto para su retirada

En el metro, en las escuelas, en naves industriales, en los edificios y oficinas… Como una “epidemia silenciosa” definen varias organizaciones medioambientales, sanitarias y sociales los efectos del amianto, un material de construcción ahora prohibido pero muy utilizado en la segunda mitad del siglo pasado. La nueva ley de residuos y suelos contaminados que prepara el Gobierno obligará a todos los ayuntamientos de España a elaborar un censo de instalaciones con amianto y un calendario para la retirada de este material cancerígeno por una empresa autorizada como Altais.

Solo el mesotelioma, un tumor muy agresivo que afecta a la pleura y causado principalmente por la exposición al amianto, se cobrará la vida de 300.000 ciudadanos europeos de aquí a 2030, según varios informes del Comité Económico y Social Europeo, un órgano consultivo de la UE. Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que cada año en Europa se diagnostican entre 20.000 y 30.000 nuevos casos de enfermedades relacionadas con el amianto.

Se prevé que el proyecto de ley de residuos que ultima el Ministerio para la Transición Ecológica en el que se incluirán medidas contra el amianto sea aprobado entre marzo y abril en el Consejo de Ministros. Luego será enviado a las Cortes para su tramitación definitiva, señala el departamento de la vicepresidenta Teresa Ribera. La norma, que debe servir para trasponer un par de directivas europeas ante el riesgo de que España vuelva a ser expedientada por otro incumplimiento medioambiental, creará dos nuevos impuestos: uno sobre el depósito de residuos en vertederos y la incineración y otro especial sobre los envases de plástico no reutilizables, como anunció el pasado año el Gobierno.

Pero la última versión del proyecto, incluye como novedad una disposición adicional en la que se establece que “antes del 1 de enero de 2023, los ayuntamientos elaborarán un censo de instalaciones y emplazamientos con amianto incluyendo un calendario que planifique su retirada”. “Dicho censo, que tendrá carácter público, será remitido a las autoridades sanitarias y medioambientales competentes de las comunidades autónomas, las cuales deberán inspeccionar para verificar, respectivamente, que se han retirado y enviado a un gestor autorizado”, añade el proyecto.

La puesta en marcha de medidas contra este material es una reivindicación de un amplio grupo de colectivos, como la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, la Asociación Española contra el Cáncer, la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos y Ecologistas en Acción, que se han unido para solicitar una ley integral contra el amianto. A la espera de esa norma específica, en la ley de residuos ya se fijará la obligación de la realización de los censos. Esta había sido una solicitud concreta de este colectivo. Carlos Arribas, miembro de Ecologistas en Acción, aplaude que se haya incluido el censo obligatorio, aunque considera que la propuesta de su organización era “más ambiciosa”. Pedían, por ejemplo, el establecimiento de mandatos de retirada del amianto con fechas concretas. Una portavoz de Transición Ecológica apunta a que el “ministerio no puede ir más allá de sus competencias”; según señala, la mayoría de responsabilidades en este caso residen en las comunidades y los consistorios.

“El amianto está por todas partes”, alerta Arribas. Como un problema de “salud pública, medioambiental y laboral” define este asunto la plataforma que busca esa ley específica contra este material contaminante. Sus integrantes, que en noviembre hicieron público un manifiesto, lamentan que en España todavía no se haya “abordado un instrumento legislativo para erradicar el amianto”. “Se estima que el 65% del amianto instalado en todo el territorio español ha finalizado su vida útil (30-35 años), lo que incrementa su peligrosidad al desprender una mayor cantidad de fibras letales al ambiente”, señala la plataforma.

Arribas considera que la erradicación del amianto no solo puede tener beneficios para la salud y el medio ambiente, sino también para la actividad económica del país. La sustitución de este material por otros puede impulsar al sector de la rehabilitación de edificios, por lo que su organización propone que esta actividad sea incluida en los planes de recuperación que se impulsarán con fondos públicos nacionales y europeos.

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La justicia reconoce que la muerte de José María Íñigo fue por inhalar amianto en los estudios de TVE

El presentador José María íñigo falleció en 2018 por un tipo de cáncer de pulmón que se asocia al amianto. Durante sus últimos años, el famoso conductor de programas de televisión intentó probar que su enfermedad fue causada por la fibra aislante que recubría las paredes de los estudios que Televisión Española tenía en Prado del Rey, un lugar donde trabajó durante muchos años. Tras su muerte, fue su familia la que demandó a la corporación. Dos años después del fallecimiento de Íñigo, una sentencia dictada por el Juzgado de lo Social número 2 de Madrid ha declarado que la pensión reconocida a su viuda deriva de una enfermedad profesional.

La sentencia acredita que en aquellos estudios había amianto, usado como acondicionamiento acústico, que, al deteriorarse, liberaba fibras a las que estaban expuestos los presentadores, los trabajadores, los invitados de los programas e incluso el público. “Prueba de la exposición al amianto que sufrió José María Íñigo es que en el año 2016 se le diagnostica mesotelioma maligno epiteloide, enfermedad que puede estar latente entre 20 y 40 años desde que se inició la exposición, habiendo sido esta normalmente intensa, falleciendo el 5 de mayo de 2018″, han explicado sus abogados. “Esta sentencia es favorable para los afectados por el amianto, que no solo tienen que luchar contra los efectos de las enfermedades que dicho material cancerígeno provoca, sino contra las dificultades que supone su prueba en los tribunales”, han añadido.

El caso de José María Íñigo en RTVE no es el único. La corporación lleva años peleando por limpiar su sede del material con la demolición y reconstrucción de varios edificios. En 2019, sin embargo, un informe solicitado a una consultora de seguridad reveló que el amianto seguía presente en paredes, techos, aislamientos y conductos de climatización de varias instalaciones.

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La Familia de Iñigo demanda a TVE

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El Supremo confirma que Uralita tendrá que indemnizar a los vecinos de la fábrica de Cerdanyola

El Tribunal Supremo (TS) ha confirmado la indemnización de Uralita con más de 2,3 millones de euros a 39 personas, entre familiares de trabajadores y, por primera vez, vecinos de la empresa en Cerdanyola del Vallès (Barcelona), por su actividad industrial entre los años 1907 y 1997, que consistía en la fabricación de elementos para la construcción mediante amianto.

En su resolución publicada hoy, el Pleno de la Sala Civil del Tribunal Supremo ha confirmado la sentencia dictada en diciembre de 2017 por la Audiencia Provincial de Madrid que señalaba que “Uralita, S.A. pese a conocer el peligro que conllevaba la inhalación de las fibras de amianto, no actuó con la diligencia exigible, al emitir sin control adecuado dichas fibras al ambiente exterior, por lo que incurrió en responsabilidad extracontractual”.

Multitudinaria concentración en homenaje al maquinista fallecido por cáncer relacionado con amianto

La demanda de los perjudicados se ha basado en la inhalación de fibras de amianto por parte de los familiares de los trabajadores, cuando volvían a sus domicilios con las ropas contaminadas -conocidos como pasivos domésticos-, así como los que vivían cerca de la fábrica por las emanaciones y residuos de la planta -conocidos como pasivos ambientales-, según ha informado el TS este miércoles en un comunicado.

También se les ha reconocido el padecimiento de alguna de las enfermedades relacionadas con el amianto, además de su condición de herederos de personas fallecidas por esas patologías.

La empresa conocía los riesgos
El Supremo ha desestimado los recursos de Uralita -ahora llamada COEMAC- y ha señalado que el uso de amianto en los procesos industriales «conformaba un indiscutible riesgo para la salud perfectamente conocido cuando menos en la década de los 40», y ha subrayado que la empresa era conocedora de los riesgos que suponía para la plantilla y terceros.

En este sentido, el alto tribunal ha remarcado que la compañía «era consciente de que su actividad industrial era anormalmente peligrosa y ello obligaba a extremar las precauciones» para evitar o disminuir los riesgos y garantizar la seguridad de los pasivos ambientales e incluso ha apuntado que se incrementó.

Foco de contaminación
Asimismo, ha precisado que sobre los pasivos domésticos la firma tenía conocimiento que las fibras de amianto se retenían en la ropa y, por tanto, trasladaban la sustancias a sus hogares, siendo «un foco de contaminación para sus familiares y convivientes».

Retirada de uralita.

Las indemnizaciones, tal y como ha puntualizado, serán compatibles entre las indemnizaciones reclamadas por los herederos de las personas ya fallecidas y las correspondientes al daño experimentado por estos como perjudicados por su muerte.

Además, el Supremo ha estimado parcialmente que se añada en la indemnización por primera vez el daño moral derivado de las placas pleurales, que son una manifestación radiológica de la exposición del amianto que implica un factor de riesgo, aunque no conlleva afectación pulmonar y tiene en cuenta que acabe contrayendo una enfermedad derivada de este material, así como el largo periodo de incertidumbre de la enfermedad y el hecho de vivir en una población con un elevado porcentaje de patologías de esta clase.

El presidente de la Asociación de Víctimas Afectadas por el Amianto en Cataluña (AVAAC), Benedicto Martino, ha valorado la sentencia como “satisfactoria”, tras varios años de lucha por parte de los familiares y vecinos de la fábrica de Uralita de Cerdanyola. “Ya tocaba que al final se hiciera justicia”, ha dicho en declaraciones a 20 Minutos.

Así mismo, el presidente de la asociación se ha mostrado “muy contento” por las sentencias que han ido saliendo a favor de los afectados por el amianto últimamente. Precisamente ayer, la justicia también reconocía que el presentador José María Íñigo murió por el amianto de TVE.

«Sentencia histórica» a favor de los vecinos
Las abogadas del Colectivo Ronda, que son quienes llevan el caso de los afectados de Cerdanyola, han emitido este miércoles un comunicado celebrando que el Supremo haya reconocido el perjuicio de la Uralita tanto a las víctimas domésticas -contaminadas por la ropa- como a las ambientales -residentes próximos-.

“Estamos ante un momento histórico en la lucha que desde hace décadas mantienen las víctimas del amianto en el Estado español por el reconocimiento de los daños sufridos derivados de la falta de medidas de seguridad y prevención con la que se manipuló el amianto por parte de empresas como Uralita”, ha expresado la abogada Esther Costa.

Las letradas Esther Costa y Esther Pérez han sido las responsables de la demanda interpuesta por un grupo de 43 vecinos de la localidad de Cerdanyola que ha concluido con la primera sentencia del Tribunal Supremo que confirma la responsabilidad de Uralita por las afectaciones causadas por el asbesto entre las personas residentes en las cercanías de su fábrica en la localidad barcelonesa, la mayor de España dedicada a la producción de derivados del amianto.

La abogada Esther Pérez ha valorado que “ahora estamos ante la primera sentencia del Tribunal Supremo que extiende la responsabilidad a los daños sufridos por vecinos y residentes en las proximidades de la fábrica, acreditando que la empresa, aún siendo consciente del enorme peligro que suponía la emisión de fibras al exterior, no hizo todo lo posible por prevenir esta contaminación mortal, poniendo también en riesgo la salud de personas con las que no mantenía ningún tipo de vínculo laboral”

Uralita se declara en concurso de acreedores
No obstante, las letradas lamentan que el valor de esta histórica sentencia del Tribunal Supremo pueda quedar ensombrecido por la situación de concurso voluntario de acreedores en la que actualmente se encuentra COEMAC, la antigua Uralita. Un concurso instado por la propia empresa aduciendo según el texto registrado como hecho relevante ante la CNMV, la imposibilidad «de hacer frente a las reclamaciones derivadas de la fabricación de fibrocemento con amianto».

Las abogadas recuerdan que a través de Colectivo Ronda se están desarrollando “todas las acciones posibles para que la empresa responda a sus compromisos de diversa índole» incluyendo las indemnizaciones a las víctimas del amianto afectadas por la actividad de Uralita.

El comunicado de las letradas concluye con lo siguiente: “Uralita obtuvo ganancias millonarias durante décadas desde una posición de absoluto desprecio por la salud y seguridad de sus trabajadores. El legado de esta empresa es un testamento hecho de muerte y sufrimiento. El amianto se ha cobrado miles de víctimas en España, la mayoría sin llegar a obtener reconocimiento para unas patologías que seguirán provocando defunciones al menos hasta el año 2040, dado los largos periodos de latencia de las enfermedades causadas por el asbesto. Todo nuestro esfuerzo como cooperativa estará encaminado a que esas víctimas no pierdan el legítimo derecho a obtener el resarcimiento que los tribunales les han reconocido”

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Muere una mujer de 46 años que se contaminó con amianto por la ropa de su tío

Muere una mujer de 46 años sobrina de un ex trabajador de la empresa Uralita de Cerdanyola del Vallès (Barcelona), fabricante de amianto, debido a una enfermedad pulmonar que desarrolló al contaminarse en casa con los restos de ese mineral a través de la ropa de su tío.

Según ha informado el bufete de abogados Colectivo Ronda, que lleva la demanda que esta mujer presentó contra Uralita, la paciente ha muerto debido a un grave mesotelioma pleural irreversible que padecía, al parecer, por su continua exposición al amianto que quedaba impregnado en la ropa de su tío.

La mujer, que quedó huérfana, vivió desde niña en la casa de su tío, trabajador de la empresa Uralita de Cerdanyola del Vallès, a apenas tres kilómetros de la fábrica de amianto. En una acción judicial pionera, los abogados del Colectivo Ronda exigieron a Uralita una indemnización para la mujer que ahora ha fallecido, en la primera demanda interpuesta por afectados por la exposición indirecta al amianto, a través de las ropas impregnadas con restos de ese mineral que llevaban a su casa para lavar.

Junto a esa demanda pionera, se presentó otra a nombre de la hija de una trabajadora de la fábrica de amianto Rocalla de Castelldefels (Barcelona), cuyo padre murió a consecuencia de una severa insuficiencia ventilatoria mixta debido a su continua exposición a ese mineral. Las demandas exigen indemnizaciones a las empresas fabricantes de amianto, por vulnerar la ley de seguridad e higiene en el trabajo, dado que la ley obligaba a las empresas a lavar dentro de la fábrica la ropa que estuviera expuesta al mineral.

Este nuevo frente judicial de damnificados por la exposición indirecta al amianto, del que el Colectivo Ronda informará este martes en una conferencia en el Ateneo de Cerdanyola, supone un nuevo paso en la lucha contra los daños provocados por ese mineral, prohibido en España desde el año 2002. El pasado mes de julio, una pionera sentencia condenó a Uralita a indemnizar con 3,9 millones de euros a medio centenar de vecinos de Cerdanyola del Vallès por los daños derivados de la exposición al polvo de amianto.

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Muere Íñigo el presentador de TVE por amianto

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UGT Y ECOLOGISTAS EN ACCIÓN PRESIONAN PARA QUE EL GOBIERNO ELABORE UNA LEY QUE OBLIGUE A RETIRAR EL AMIANTO

UGT informa de que las muertes superaron la veintena en 2020 y reclama, junto con expertos en Salud Pública y colectivos ecologistas, una ley que garantice el fin definitivo del asbesto en España. Por su parte, neumólogos alertan de que la presencia de este material en edificios y los vertidos hacen que el amianto se esté convirtiendo poco a poco en un problema que trasciende al ámbito laboral.

Santos González ha sido la última víctima del amianto. Fue el primer trabajador del Metro de Madrid al que se le diagnosticó asbestosis –la enfermedad crónica pulmonar que se desarrolla por la inhalación de partículas de amianto– y el séptimo que pierde la vida en la empresa pública de transportes. Su muerte, tras décadas reparando escaleras mecánicas, es el símbolo de un problema de salud pública que se extiende más allá de los andenes y vagones de la capital española. Tanto es así, que los datos de UGT confirman que en 2020 se produjeron 23 decesos profesionales por causa de este material tóxico que durante mucho tiempo se utilizó en España como material de construcción. Una cifra que supone un ligero descenso respecto a los últimos registros de la Seguridad Social, que hablan de 32 fallecidos por esta causa en 2018.

Desde el sindicato explican que los daños que el amianto provoca podrían ser superiores si se mejorasen los criterios con los que la Seguridad Social identifica las enfermedades laborales. «La asbestosis está relacionado directamente con exposición al amianto y es fácil de reconocer en los trabajadores, pero hay otros casos que se deberían contemplar, y que ya se han dado en algunas sentencias, ya que muchos familiares que conviven con los trabajadores también se exponen al desarrollo de algún tipo de cáncer», advierte José de las Morenas, coordinador de Salud Laboral de UGT.

Desde 2002 el trabajo con amianto está prohibido en España, sin embargo, su presencia continúa siendo una máxima. De hecho, en el Registro de Empresas por Riesgo de Amianto (RERA) que cada Comunidad Autónoma elabora se contabilizan centenares de compañías cuyos trabajadores se ven expuestos a este material tóxico. La mayoría de ellas se dedican precisamente a las labores de limpieza de asbesto. En Madrid, la lista asciende a las 481 empresas; en Euskadi hay 266; y en Catalunya más de mil. Y es que, este material fue empleado como material de construcción durante la segunda mitad del siglo XX, así como aislante para la fabricación de piezas de transporte, lo que hace que la mayor parte de los trabajadores que se exponen a él procedan de empresas ferroviarias como Renfe o Metro.

Un problema de salud pública
Carlos Arribas, responsable de Residuos de Ecologistas en Acción, señala que las cifras dramáticas relacionadas con muertes laborales son, a pesar de todo, la minoría de un problema que permanece oculto. «Lo que existe es una exposición incontrolada por parte de toda la población, debido a la ingente cantidad de vertidos de amianto y a la permanencia de este material en instalaciones públicas. Por desgracia, no sabemos la cantidad exacta de edificios que puedan tener todavía amianto en su interior y por eso creemos que es necesario que se realice un censo para empezar a atajar el problema», argumenta el activista.

«El amianto fue ampliamente distribuido. Se decía que era incorruptible, pero cuando pasan 20 o 30 años, se deteriora y empieza a liberar partículas muy finas que se pueden liberar con el aire. Hay que tener en cuenta que están presentes en multitud de edificios públicos, incluso colegios, por lo que los riesgos son elevados», advierte Carmen Diego, jefa de Neumología en el Complejo Hospitalario Universitario de Ferrol. De hecho, un informe de CCOO denunciaba en 2018 que el 80% de los colegios de la capital española podrían tener restos de amianto. A ello, hay que añadir la tendencia de reutilizar algunos componentes como tejados de uralita para la fabricación de cubiertas en huertos o garajes de ámbito rural. «Por desconocimiento, muchas personas han retirado esos materiales y los han reaprovechado, sin saber que no es un material reciclable. Esto abre un problema de exposición ambiental», agrega la experta.

Apenas unos segundos de exposición a una de estas fibras puede derivar en una grave enfermedad pulmonar. «No hace falta mucho tiempo para que se incrementen las posibilidades de padecer un mesotelioma, que es un cáncer de pleura –la membrana que rodea el pulmón– muy agresivo del que no existe ningún tratamiento curativo», informa la neumóloga.

«Inicialmente el mesotelioma se detectaba en ámbitos laborales. Luego se fue ampliando y se empezó a detectar en familiares. Sin embargo, en la actualidad vemos que cada vez hay más personas que lo padecen sin tener relación laboral con el amianto», detalla Josep Tarrés, neumólogo, doctor en Medicina y experto en amianto. El mesotelioma está ahora mismo al alza. Y es que la enfermedad tiene una latencia muy lenta, es decir, tarda en aparecer hasta 20 o 30 años desde la exposición a la enfermedad lo que hace, según el experto, que «nos ubiquemos en la rampa de salida de la epidemia».

Los datos de este neumólogo, una de las personas que más ha estudiado los efectos del asbesto en la salud, hablan de una evolución ascendente de los mesotelioma, cuya aparición se relaciona al 100 % con el amianto. Si a principios del siglo XX se detectaba un caso por cada millón de habitantes, en la década de los noventa la frecuencia pasó a los 4 casos por cada millón en toda España. Los últimos datos manejados por el doctor hablan de que entre 2005 y 2015 ya había una tasa de 7 casos detectados por cada millón de habitantes. En lo que se refiere al cáncer, Tarrés apunta que entre el 10% y el 15% de los casos diagnosticados tienen relación con la exposición al amianto.

Una ley para erradicar el amianto
«Erróneamente la gente piensa que es un problema del pasado, exclusivamente de gente que ha tratado con el amianto, pero la realidad nos dice que no es así. Si no actuamos ya, no sólo veremos morir de amianto a gente de nuestra generación, sino que veremos morir a nuestros hijos por ese amianto que se acumula y que no está siendo tratado como se debe», denuncia Leonardo Visconti, miembro de la plataforma Por una ley integral de amianto, que cuenta con colectivos ecologistas y asociaciones médicas por la salud pública.

Desde UGT reconocen también la urgencia de una ley que de protección a los trabajadores que durante años han estado expuestos a ese material, pero también ataje el problema de raíz, ya que se ha convertido en un problema que afecta a toda la sociedad. Según los colectivos, esa herramienta legislativa debe estar provista de un fondo para indemnizar a los familiares de las víctimas que hayan muerto por las partículas tóxicas. También debe poner las bases para censar todas las empresas, edificios y vertidos que cuenten con amianto, así como mejorar los protocolos de actuación para su eliminación total.

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PIDEN INDEMNIZACIÓN PARA UN TRABAJADOR DE CAF ENFERMO POR RETIRAR AMIANTO

EL EMPLEADO DE LA PLANTA DE BEASAIN PARTICIPÓ EN LA RETIRADA DE RESTOS DE URALITA POR LA SUSTITUCIÓN DE TEJADOS EN 1990

Un extrabajador de CAF de Beasain, aquejado de un mesotelioma maligno, reclama a esta empresa una indemnización de 313.685 euros en concepto de daños y perjuicios por «permanecer expuesto al amianto sin las preceptivas medidas de protección», según informa Asviamie.

La Asociación de Víctimas del Amianto de Euskadi ha precisado en un comunicado que el juicio por este caso se celebrará este mismo miércoles en el Juzgado de lo Social número 5 de San Sebastián. La misma fuente ha precisado que el operario trabajó en la planta que CAF tiene en Beasain desde 1965 hasta 2012, año en el que se jubiló.

Posteriormente, en 2019 fue diagnosticado de un mesotelioma maligno y un año después le fue reconocida la incapacidad permanente absoluta derivada de enfermedad profesional. Asviamie ha asegurado que el informe de Osalan considera «muy probable que el trabajador sufriera exposición al amianto durante el tiempo en que participó en la retirada de restos de uralita por la sustitución de los tejados en 1990».

«Dicha exposición se produjo sin que la empresa adoptara las preceptivas medidas de protección, que resultaban exigibles, según la normativa vigente en la época, motivo por el cual el trabajador estuvo expuesto a esa sustancia», ha precisado Asviamie.

Esta asociación ha pedido a CAF que «deje de negar la existencia de amianto en sus instalaciones en décadas pasadas, y su incumplimiento reiterado en la adopción de las medidas de seguridad necesarias».

«Ha llegado la hora cambiar de actitud, pedir perdón, y colaborar con la creación de un fondo de compensación para las víctimas del amianto a fin de que no tengan que acudir éstas, una y otra vez, a la vía judicial», ha concluido.

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PIDEN UNA INDEMNIZACIÓN POR NO ADOPTAR MEDIDAS CONTRA EL AMIANTO

La familia de Cosme C.C., fallecido a consecuencia de un mesotelioma pleural, piden una indemnización de 145.725,79 euros a Ezcurra y Ozores S.A., Fibesa, Fundaciones y Mantenimiento S.A., Sidenor Industrial y Cofivacasa por no haber adoptado medidas preventivas para evitar su exposición al amianto. (más…)

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Fallece uno de los trabajadores de Metro de Madrid con Cáncer por Amianto.

Un trabajador de Metro ha fallecido este domingo a consecuencia de la asbestosis (cáncer) derivada de la exposición a fibras de amianto presentes en la red del suburbano. Según han explicado a Europa Press fuentes sindicales, se trata de Santos González, uno de los trabajadores que tenían reconocida la enfermedad profesional por los efectos de este material en su salud.

Se incorporó a trabajar en el suburbano en 1976 y estuvo muchos años desplegado en mantenimiento de escaleras mecánicas. Santos participó, ya enfermo, en la comisión de investigación de la Asamblea de Madrid sobre presencia del amianto en el suburbano en 2018.

Allí relató que un neumólogo del Hospital de La Paz le confirmó la asbestosis (cáncer) en 2016, pero que la compañía no le reconoció la enfermedad profesional hasta pasados dos años.

Metro de Madrid acepta indemnizar a la familia del primer fallecido por amianto Metro de Madrid acepta indemnizar a la familia del primer fallecido por amianto

Metro de Madrid acepta indemnizar a la familia del primer fallecido por amianto

Asimismo, expuso que todos los trabajadores de mantenimiento conocían que había elementos con amianto en estos dispositivos, en concreto en unas zapatas de frenos y en un elemento de los reposamanos, y que cuando manipulaban se desprendían fibras; pero que no se utilizaba ningún protocolo concreto ni equipos específicos para evitar riesgos de exposición.

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JOSÉ MARÍA ÍÑIGO MURIÓ POR EL AMIANTO QUE HABÍA EN TVE

En sus últimos años, el mítico presentador José María Íñigo intentó probar que el cáncer de pulmón que padecía, y que terminaría por llevarle a la tumba en 2018, se originó en su trabajo; concretamente en la fibra aislante de amianto azul que recubría las paredes de los estudios de TVE en Prado del Rey en los que él trabajó durante décadas. No lo logró. Ayer fue la familia del conductor de Estudio Abierto, Esta noche fiesta o Directísimo quien, tras demandar a TVE, se acercó al final de la causa con una vista en el juzgado número 2 de lo Social de Madrid. Durante tres horas, se entrevistó como testigos a trabajadores de RTVE y se reincidió que el tipo de tumor que desarrolló Iñigo era un mesioteloma pleural, bastante raro y que prácticamente solo crece por contacto con amianto.

La familia no pide a RTVE una compensación económica, sino que se pueda considerar el cáncer del periodista vasco una enfermedad profesional. “La pensión de viudedad es distinta. Por tanto, no se hace por una cuestión económica, sino de derechos”, explica la abogada demandante, Andrea Peiró. Los dos testigos que pasaron por el juzgado ayer por la mañana -un decorador y un electricista- tienen una enfermedad similar, declarada profesional. El diagnóstico de Íñigo llegó a finales de 2015, cuando tuvo que ingresar en el hospital por un derrame pleural. No se retiró de la televisión hasta poco antes de su muerte: en 2017 presentó su último Eurovisión y en mayo de 2018, falleció.

Si bien el suyo es el nombre más famoso en denunciar los estragos del amianto en Prado del Rey, no es el único. La casa lleva décadas luchando por limpiar su sede del material: primero se intentó aislar, en los años ochenta (antes estaba expuesto a simple vista), luego se pasó a medidas más drásticas, como demoler, ya en la década pasada, siete edificios del complejo, entre ellos la sede administrativa de TVE (de los años sesenta), el bloque que alberga los estudios 1, 2 y 3 y la corona técnica (casi 10.000 metros cuadrados en total). Tampoco se pudo salvar el inmueble dedicado a la construcción de decorados (1.200 metros), el de moviolas (1.000), y los almacenes de atrezo o de grúas.

Por otro lado, la conocida como Casa de la Radio, sede de RNE de 8.900 metros cuadrados, se creía más segura por ser posterior al núcleo duro del desarrollismo español (edad de oro del uso del amianto en este país). En 2019, sin embargo, un informe solicitado a una consultora de seguridad reveló que el material seguía presente en paredes, techos, aislamientos y conductos de climatización.

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